Micobacterias: la tuberculosis está en el aire
Por Marytere Narváez
Mérida, Yucatán. 24 de noviembre de 2017 (Agencia Informativa Conacyt).- Especialistas del Centro de Investigaciones Regionales "Dr. Hideyo Noguchi" de la Universidad Autónoma de Yucatán (CIR UADY) encontraron los primeros registros en el estado de Yucatán de micobacterias ambientales que afectan a seres humanos con cuadros similares al de la tuberculosis pulmonar, como parte de un estudio sobre la presencia y distribución de micobacterias en las zonas ganadera, agrícola, maicera, costera, metropolitana, henequenera y la selva caducifolia de la entidad.
En entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, Alberto Vargas González, investigador y responsable del Laboratorio de Microbiología del CIR UADY, señaló que la importancia del hallazgo radica en que no existen registros previos en el estado de Yucatán de micobacterias ambientales que afecten de esta manera a los seres humanos.
“Es algo muy novedoso y está a punto de salir la publicación. Para que podamos afirmar de manera segura las cosas tenemos que ahondar más, pero si esto que estamos haciendo se puede comprobar por otros, podemos decir que es una primacía mundial porque hay algunas bacterias ambientales que afectan al humano, en la piel u otras partes del cuerpo, pero que presenten cuadros similares a tuberculosis pulmonar, no ha sido reportado”, expresó.
De acuerdo con Ángel Caamal Ley y Miguel Puc Franco, investigadores adscritos al Laboratorio de Microbiología del CIR UADY, se recibieron muestras de pacientes que presentaron alrededor de un 40 por ciento de resistencia a antibióticos de primera generación para el tratamiento de la tuberculosis.
“Comenzamos a ver que realmente no todas las bacterias que estaban enfermando a las personas eran Mycobacterium tuberculosis sino micobacterias ambientales, por lo que los antibióticos de primera elección no afectan a estas bacterias. No es que fueran drogorresistentes, sino que los antibióticos usados no eran específicos para estas micobacterias”, apuntaron.
A partir de este hallazgo, los especialistas desarrollaron la línea de investigación en micobacterias ambientales, con el propósito de conocer de dónde provienen y cómo se transmiten a la población. Durante la investigación, se encontraron diferentes tipos de micobacterias mediante la implementación del MODS —con algunas adecuaciones para el crecimiento de las micobacterias ambientales— y técnicas moleculares.
“Con base en los expedientes clínicos, se encontró que había gente que era asidua a cenotes, aguadas, baños de piscina, tratamientos de mesoterapia, etcétera. Esos eran los puntos donde las personas se infectaban, por lo que decidimos empezar a estudiar el agua, ver qué micobacterias ambientales podíamos aislar y porqué las personas que acudían con nosotros estaban manifestando esos síntomas”, indicaron.
Los especialistas describieron que el problema principal de las micobacterias ambientales es que cada una requiere un tratamiento específico. “Empezamos la identificación con el gen hsp65, que está presente en todas las micobacterias. Este gen se corta con enzimas de restricción para que se obtengan patrones específicos y estos patrones identifican a cada especie de micobacteria. De esta forma podemos reconocer o conocer o identificar las especies que están infectando al ser humano”, apuntaron.
La tuberculosis es una enfermedad causada por Mycobacterium tuberculosis, bacteria que afecta los pulmones en la mayoría de los casos, aunque puede atacar cualquier órgano. A pesar de que es una afección curable y se puede prevenir, es una de las 10 principales causas de mortalidad en el mundo, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS). |
Una de las bacterias encontradas fue Mycobacterium fortuitum, que habita de manera natural en agua y suelo, y de manera accidental afecta al ser humano. “Al no tener defensas adecuadas, el ser humano presenta la enfermedad”, indicó Angel Caamal Ley.
Resistencia de micobacterias en aumento
Alberto Vargas González, especialista en medicina tropical e inmunología, describió que las bacterias del género de Mycobacterium —micobacterias— están formadas por bacilos aerobios, inmóviles y no esporulados.
De acuerdo con el investigador, las micobacterias tienen una pared celular compleja y rica en lípidos, lo que hace que su superficie sea hidrofóbica y les confiera muchas de sus propiedades, por ejemplo, su ácido alcohol resistencia, crecimiento lento, resistencia a detergentes y antibióticos frecuentes.
“La tuberculosis es un problema grave por las características antes descritas. Desde hace más de 40 años no se ha encontrado un medicamento nuevo, se siguen usando los mismos cuatro antibióticos básicos, el tratamiento tradicional para esta patología”, expresó.
A lo largo de las últimas décadas, Mycobacterium tuberculosis ha desarrollado resistencia a los tratamientos de primera, segunda y tercera generación, por lo que las baterías con las que la población cuenta para defender y atacar esta enfermedad se están agotando.
Presencia de la tuberculosis en Yucatán
En México, la Secretaría de Salud reporta que más de la mitad de todos los municipios del país notifican casos de tuberculosis anualmente, y prácticamente está presente en todo el territorio mexicano.
Las entidades federativas con mayor número de nuevos casos y muertes por esta causa son Baja California, Veracruz, Guerrero, Sonora, Tamaulipas, Chiapas, Nuevo León y Tabasco, y la mayor concentración de afectados se encuentran en las grandes ciudades o municipios de mayor número de población, como Tijuana, Mexicali, Ciudad Juárez, Veracruz, Acapulco, Reynosa, Matamoros, Hermosillo, Tuxtla Gutiérrez, Tapachula, Monterrey y Tabasco, entre los principales.
En 2016, la Secretaría de Salud del estado de Yucatán reportó únicamente 248 casos de tuberculosis, lo que sitúa la región en un nivel de incidencia relativamente bajo. Sin embargo, durante sus estudios en comunidades rurales del estado, los investigadores del CIR UADY han observado la aparición de casos que no se registran oficialmente.
Diagnósticos tempranos
En 2009, los doctores Alberto Vargas González y Ángel Caamal Ley iniciaron el programa de micobacteriosis en Yucatán, teniendo como antecedente los estudios sobre Mycobacterium leprae que desarrollaron previamente en el Instituto Politécnico Nacional (IPN), la Universidad de Guadalajara, la Secretaría de Salud y el National Institute of Infectious Diseases de Tokio, Japón.
“Lo primero que hicimos con tuberculosis fue un diagnóstico rápido y de precisión, no solo positivo o negativo, sino llegar hasta identificación de la especie de micobacterias que tenemos circulando en el estado de Yucatán”, indicó Vargas González.
Como en la mayoría de las patologías infecciosas, la prueba de oro de la infección por tuberculosis consiste en la observación directa de la bacteria a partir de una muestra de esputo (secreción que se escupe en una expectoración), exudado pulmonar o una muestra del órgano afectado. La baciloscopia y el cultivo continúan siendo los diagnósticos de elección de acuerdo con la Norma Oficial Mexicana (NOM), sin embargo, estas pruebas no discriminan entre especies.
Diagnóstico MODS para identificar especies
El doctor Ángel Caamal es experto en la implementación del diagnóstico por MODS (Microscopic Observation Drug Susceptibility/Susceptibilidad a drogas de Mycobacterium tuberculosis mediante observación microscópica). De acuerdo con el investigador, mediante la combinación de las técnicas de MODS y biología molecular se puede obtener un diagnóstico del género y especie de la bacteria responsable de la infección, para dar paso al tratamiento adecuado.
Los investigadores del Laboratorio de Microbiología han colaborado con la Secretaría de Salud Pública, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el Hospital O’Horán y algunas clínicas privadas. En la actualidad, la tuberculosis y la lepra se continúan estigmatizando, por lo que se procura mantener en discreción el estado de salud de los pacientes diagnosticados.
Las cepas ultrarresistentes son uno de los retos más importantes en el tratamiento de la tuberculosis, por lo que a nivel mundial se buscan nuevas alternativas de tratamiento a partir de plantas y productos de origen marino como algas, extractos de tiburón y cacerolita de mar, entre otros.
“Mientras más rápido se haga el diagnóstico del paciente con tuberculosis, más pronto se da el tratamiento y se impide la transmisión. El problema son los tiempos, todo lo que estamos haciendo va enfocado en reducir el tiempo de diagnóstico”, señaló Vargas González.
La patología de la pobreza
Aunque el género Mycobacterium abarca una diversidad de bacterias ambientales y nosocomiales, las especies más conocidas son Mycobacterium tuberculosis y Mycobacterium leprae -agente bacteriológico de la lepra-, ya que han sido azote de la humanidad en diferentes épocas.
“De un tiempo para acá la lepra y la tuberculosis se habían considerado patologías controladas. Cuando surge la vacuna se abate el número de casos y en algunos lugares se considera ya erradicada. Pero se descuida en muchísimos programas mundiales y desde 1993 se consideró como una emergencia mundial”, apuntó Alberto Vargas González.
La tuberculosis está presente en todo el mundo, pero se concentra mayormente en poblaciones de escasos recursos. De acuerdo con la OMS, más del 95 por ciento de las muertes por tuberculosis se producen en países de ingresos bajos y medianos, por lo que se considera una “patología de la pobreza”, en palabras del investigador.
En 2015, alrededor del 87 por ciento de nuevos casos de tuberculosis se registraron en 30 países considerados de alta carga de morbilidad por esta enfermedad, pero fueron India, Indonesia, China, Nigeria, el Pakistán y Sudáfrica los que presentaron un mayor porcentaje. El mayor número de nuevos casos se registró en Asia, con un 61 por ciento de incidencia, y en África, con un 26 por ciento.
De acuerdo con Vargas González, uno de los factores asociados a la transmisión de la tuberculosis alrededor del mundo es la migración de personas de escasos recursos, principalmente de aquellos que son portadores de VIH.
“Comienzan a aparecer nuevos casos en países desarrollados donde ya no se vacunaba, porque estaba controlado. Con base en estos y otros parámetros, la OMS considera la tuberculosis una enfermedad re-emergente. Hoy por hoy está todavía dentro de esa clasificación”, apuntó el investigador.
Tratamiento riguroso de vigilancia
En el 2000, la OMS creó el programa Stop TB Partnership —en el marco del Programa Especial para la Investigación y Capacitación en Enfermedades Tropicales (TDR, por sus siglas en inglés)— que se dedica exclusivamente al estudio de la tuberculosis a nivel global.
En 1995, la misma institución creó la estrategia DOTS/TAES, un tratamiento estrictamente vigilado en el que se estableció que el control de los medicamentos era responsabilidad absoluta de las secretaría de salud públicas.
“No se vende en farmacias porque hay que llevar un control estricto. Se da el tratamiento y se da seguimiento. En algunos casos, si el paciente no toma el tratamiento, es obligación del personal de la secretaría ir a la casa y ver porqué la persona no lo está tomando. En otros países desarrollados el seguimiento es más fuerte, pueden ir y exigir que el paciente tome el medicamento frente a la persona de la secretaría”, describió el investigador.
El tratamiento tiene una duración de seis meses, pero para los pacientes refractarios (aquellos que no responden a los tratamientos iniciales) puede tomar de uno a dos años. Además, cuando el paciente recibe el tratamiento, en el transcurso de 15 días a un mes puede dejar de ser bacilífero, es decir, deja de infectar a otras personas.
Hasta la fecha, más de 20 millones de pacientes con tuberculosis han sido tratados en el marco de la estrategia DOTS/TAES y 182 países la han adoptado de manera oficial. Sin embargo, alrededor de una cuarta parte de la población mundial aún no cuenta con acceso a los servicios que la estrategia ofrece.
Sensibilidad a padecer alergias
Al realizar actividades simples como abordar el transporte público o conversar con una persona, estamos expuestos a formar parte del 80 por ciento de la población infectada por primera vez con tuberculosis, lo que se conoce como primo-infección. Sin embargo, solo un 10 por ciento de la población presenta un cuadro de enfermedad.
Alberto Vargas González, Mario Ramón Heredia Navarrete, Miguel Puc Franco y Ángel Caamal Ley, investigadores del CIR UADY, publicaron en la Revista Biomédica el artículo "Determinantes sociales relacionados con el tratamiento de tuberculosis en Yucatán, México", en la edición de abril de 2012. |
“Es una bacteria que ha evolucionado junto con el hombre y tomó muchos de nuestros mecanismos de adaptación naturales para entrar al organismo. Nosotros somos como un reservorio. La patología no mata al ser humano, pero un 10 por ciento de la población sí se enferma y, si no recibe tratamiento, se muere”, señaló Vargas González.
Hasta la fecha, se desconoce la causa de que alrededor del 10 por ciento de la población sea propensa a enfermarse. Una de las hipótesis más aceptadas entre la comunidad médica indica que se debe a una sensibilidad mayor de un paciente a padecer alergias y complicaciones inmunológicas.
“¿Qué refuerza esta hipótesis? Que cualquier inmunosuprimido, como son diabéticos, enfermos renales e hipertensos o con VIH, se infecta y se enferma. La transmisión es muy fácil”, finalizó el investigador.
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