BiocorLabs, desarrollos mexicanos de vanguardia internacional
Por Roxana de León
San Luis Potosí, San Luis Potosí. 28 de marzo de 2016 (Agencia Informativa Conacyt).- La hemorragia obstétrica es la pérdida de sangre que puede presentarse en la segunda mitad del embarazo o en el parto, y representa la segunda causa de morbimortalidad materna, después de la preeclampsia. El principal factor es la incapacidad del útero de contraerse, para regresar a su forma original, como cuando no había bebé en el útero. Al extraer la placenta, que se encuentra implantada en el endometrio, queda una pequeña llaga, en caso de no presentarse dichas contracciones se dificulta que cierre la herida. Esto puede ocasionar la hemorragia. En el peor de los casos, se debe recurrir a una histerectomía y remover el útero.
De forma natural, el útero regresa a su forma original en los primeros 10 minutos después del parto, esto permite que la llaga se cierre. En el caso de que no cierre y no se detenga la hemorragia, existen varias soluciones, la primera es una medida de contención que consiste en utilizar un método de taponamiento que impide que la sangre siga fluyendo. Regularmente se emplea un balón, que se inserta en el útero y se infla con agua o solución salina (agua al 0.9 por ciento de sal) hasta un volumen de 500 mililitros. Este dispositivo impide que la sangre continúe saliendo, al tiempo que inyecta oxitocina para provocar que se contraiga el músculo.
Actualmente, en BiocorLabs, empresa de desarrollo tecnológico con enfoque biomédico, se encuentran perfeccionando un balón intrauterino que permitirá servir de auxilio en el control de hemorragias obstétricas. José Arturo Yáñez Espinosa, líder del proyecto, en entrevista señaló que "lo que nosotros hacemos es tomar el mismo principio del balón antes mencionado, pero nos apoyamos en varias hipótesis, que refieren que como es un músculo igual que el corazón se contrae, entonces debe haber en el útero una región donde haya células que disparen señales como marcapasos, lo cual no se ha comprobado".
Equipo BiocorLabs.
La propuesta consiste en desarrollar un nuevo balón con electrodos que permitan monitorear la actividad uterina; adicionalmente se agregó una válvula de venoclisis de tres vías que permitirá medir la intensidad de las contracciones.
Posterior al parto, la mujer pasa por varias etapas, la primera de ellas es la del puerperio inmediato (primeras ocho horas desde que nace el bebé), en las cuales ocurren las contracciones y recuperación del útero. Mediante este dispositivo se busca caracterizar esta etapa y establecer así la magnitud, frecuencia y zona de aparición de dichas contracciones.
El protocolo médico de este proyecto fue elaborado por investigadores de la Facultad de Medicina y ha sido aprobado por el comité de ética del Hospital del Niño y la Mujer. Desde septiembre de 2015 a la fecha, se ha probado en ocho pacientes, complementado con un ultrasonido 4D.
“El producto final será un balón con electrodos para analizar las señales y determinar si provienen de un útero con corrección normal o si se sale del patrón, para predecir si el útero no se va a contraer y entonces actuar con electroestimulación como si fuera un marcapasos de un corazón”.
Pedro Gabay Villafaña, presidente y socio fundador de la compañía, puntualizó que es el primer protocolo de este tipo llevado a cabo en el mundo que busca estudiar el comportamiento en el interior del útero después de la cesárea o el parto.
Acerca de la empresa
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BiocorLabs es una empresa potosina del grupo CuantumLabs, dedicada a desarrollar alternativas tecnológicas que den soluciones en el campo de la medicina. Por su parte, Gabay Villafaña comentó que BiocorLabs surge en respuesta a la inquietud de un médico potosino, quien les planteó la necesidad, “dado que ninguno de nosotros tiene una formación médica, se hizo una cita con el doctor Baha Sibai, considerado como la máxima autoridad de hemorragia obstétrica en el mundo, fuimos, lo vimos, le presentamos el proyecto y le pareció muy interesante, esa fue la validación”. Cabe resaltar que este proyecto cuenta con apoyo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) para su desarrollo.
El equipo de trabajo está conformado por José Arturo Yáñez, José Luis Rojas, Francisco Javier Quistiano, Agustín Rojas e Ivette Patrón.
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