Misión suborbital ATON - Ulises I: Ciencia y arte en la FIL
Por Montserrat Muñoz
Guadalajara, Jalisco. 7 de diciembre de 2015 (Agencia Informativa Conacyt).- En punto de las 11:38 horas de este viernes 4 de diciembre, se lanzó la misión suborbital ATON - Ulises I, proyecto a cargo del Instituto de Ciencias Nucleares (ICN) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE) y el Colectivo Espacial Mexicano (CEM).
Este proyecto combina una iniciativa técnica-científica con una artística. Con la ayuda de un globo de látex de aproximadamente dos metros de diámetro inflado con helio, ATON y Ulises I se lanzaron para alcanzar una altura de hasta 40 kilómetros, donde estuvieron en condiciones de temperatura y presión atmosférica similares a las del espacio exterior.
El lanzamiento se dio como parte del programa "La FIL también es ciencia", en el marco de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, para acentuar la unión de la ciencia y la cultura en un mismo espacio.
Cerca de dos horas y media después, los componentes cayeron a tierra, en un área de difícil acceso al noreste de la capital tapatía. Aunque no fue posible su recuperación, gracias a los datos obtenidos durante el vuelo de ATON - Ulises I la misión fue catalogada como exitosa.
Ciencia: ATON
ATON es el nombre que lleva la plataforma estratosférica de instrumentación, ideada, diseñada e integrada por los científicos e ingenieros del Laboratorio de Instrumentación Espacial (LINX) del ICN, liderados por el doctor Gustavo Medina Tanco.
La plataforma, que recibió su nombre en honor al dios egipcio del sol y orden cósmico, asemeja un prisma cuadrangular, de aproximadamente 40 centímetros de alto por 10 de ancho. Cabe señalar que la plataforma contó con un paracaídas para evitar la destrucción del material una vez reventado el globo.
A decir de Medina Tanco, el principal objetivo de ATON fue validar el funcionamiento de distintas tecnologías incluidas en él, así como apoyar el desarrollo de la investigación y desarrollo espacial en México. “La idea es realizar un sistema de acceso a la estratósfera para provecho de investigadores y académicos de México en la investigación de ciencia y tecnología espacial”, apuntó.
“Está hecho de una forma muy innovadora, el estándar para hacerlo es el que se usa para hacer satélites pero lo hicimos en polímeros. Básicamente lo imprimimos en una impresora tridimensional, además toda la electrónica ha sido desarrollada por técnicos y alumnos de la UNAM; todo el software es hecho en casa”, acentuó el investigador, quien añadió que fueron alrededor de 30 ingenieros y físicos los involucrados en la creación de ATON.
ATON cuenta con sistemas de telemetría y telecomandos, computadora de vuelo, sistema de potencia, cámaras de fotografía y video, sensores de aceleración, orientación y GPS, así como de campo magnético y meteorológicos. Entre otras variables, ATON midió y transmitió temperatura, imágenes de Ulises I, parámetros atmosféricos, corrientes y voltajes de sus componentes y coordenadas geográficas.
En un futuro, ATON permitirá probar componentes, prototipos y sistemas espaciales completos en la estratósfera de modo relativamente sencillo. En él se podrán probar experimentos de astrofísica, física de partículas, meteorología, oceanografía, ingeniería y telecomunicaciones, entre otros. Al momento, el LINX trabaja en una nueva carga útil para ATON, que consiste en medir radiación ultravioleta de fondo utilizada para medir rayos cósmicos.
Simultáneamente al desarrollo de ATON, el doctor Medina Tanco lidera el proyecto Pixqui, una plataforma capaz de levantar hasta 50 kilogramos.
El director del ICN, el doctor Miguel Alcubierre Moya, señaló que el LINX es el primer laboratorio en su tipo a nivel nacional, mismo que trabaja en el desarrollo de instrumentos para eventualmente ser lanzados al espacio.
“Estamos empezando. Se está diseñando al momento un instrumento para ponerlo en la Estación Espacial Internacional, en colaboración con la Agencia Espacial Japonesa”, señaló el director en referencia a la participación de México en el proyecto Extreme Universe Space Observatory (EUSO), en el que se colabora con más de 15 países.
En este proyecto contribuyeron el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y la Agencia Espacial Mexicana (AEM) a través del Fondo Sectorial de Investigación, Desarrollo Tecnológico e Innovación en Actividades Espaciales Conacyt-AEM.
Arte: Ulises I
El primer nanosatélite cultural, Ulises I, es un proyecto liderado por el CEM y el INAOE, instituciones que han trabajado en conjunto desde 2013 para lograr este proyecto.
A decir de Juan José Díaz Infante, fundador del CEM, este proyecto abarca ciencia, tecnología y arte en la pequeña estructura semejante a una lata de refresco, de apenas 12 por 10 centímetros. La misión, planteada por el CEM, consiste en transmitir una pieza musical diseñada específicamente para ello por artistas del colectivo; también permitirá testear las tecnologías desarrolladas por el INAOE.
“Ulises I fue concebido como obra de arte porque necesitamos que el artista contemporáneo y los escritores de ciencia ficción se imaginen algo nuevo. La idea era establecer la posibilidad de hacer un satélite ciudadano. La misión era que nuestro satélite tocara pedacitos de música y clave morse que tiene que ver con una visión estética de las cosas. Lo estamos convirtiendo en un proceso cultural y generando un proceso social, porque es integrar la ciencia y cultura a fin de que todo funcione en un todo”, apuntó el fotógrafo de profesión.
Diseñado y construido por científicos del INAOE bajo la batuta del doctor Celso Gutiérrez, líder del Laboratorio de Comunicaciones de Radiofrecuencia y Fibra Óptica, Ulises I cuenta con un sistema de energía a base de celdas solares, mismo que alimenta los demás subsistemas. Asimismo tiene una minicomputadora de vuelo encargada de administrar los recursos, una sección dedicada a la misión cultural en forma de música.
“Estamos validando esta misión para ir a la estratósfera, el dispositivo que se lanzó hoy es una copia menos sofisticada del satélite. Nuestro propósito es validar tecnologías dentro del nanosatélite en condiciones similares a las del espacio exterior, que son posibles gracias a la altura que alcanza junto con ATON. Nos envía datos de cómo está su batería, su carga, sus condiciones de funcionamiento en general”, apuntó el investigador.
Se espera que en 2016 el Ulises I sea lanzado al espacio, para permanecer aproximadamente seis meses en órbita, mientras transmite tanto las piezas musicales como los datos científicos que vaya recabando, como telemetría, temperatura y movimiento.
Como ATON, Ulises también recibió su nombre basado en la mitología, en específico por el personaje protagónico de la Odisea de Homero.
El artista apuntó que una de las partes más complejas del proceso para preparar a Ulises I fue la certificación ante diversas instancias a fin de que pudiera ser llevado al espacio, para lo cual se debieron hacer más de 80 gestiones con el apoyo de un centenar de personas.
Díaz Infante recalcó la importancia de lanzar la dupla ATON - Ulises I desde la FIL, ya que uno de los objetivos del CEM es conjugar la ciencia, la cultura y el arte como una acción dinamizadora de muchos proyectos, todos en beneficio de la sociedad.
Los fondos para este proyecto fueron aportados por el Consejo de Ciencia y Tecnología del Estado de Puebla (Concytep) en conjunto con el INAOE.
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