Calle Luis Enrique Erro

Por Ana Luisa Guerrero

El cráter de la Luna con coordenadas Latitud 6º Norte, Longitud 98º Este, se llama Luis Enrique Erro Soler, en honor del mexicano que contribuyó a cimentar la astronomía nacional al impulsar la construcción del Observatorio de Tonantzintla, en Puebla, y fundar el Instituto Nacional de Astrofísica.

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No obstante, aquí en la tierra su nombre también lo lleva una calle en la Unidad Profesional Zacatenco, del Instituto Politécnico Nacional (IPN), del cual fue fundador; una más en Puebla, donde se ubican el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE) y el Observatorio Astronómico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y otra en Ciudad Satélite, en el Estado de México.

Hijo de padres emigrantes españoles, desde joven Erro estudió en las facultades de Ingeniería Civil y Contabilidad, y en la Escuela de Altos Estudios, hoy Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Su afinidad por la astronomía lo llevó a realizar un posgrado en el Observatorio de las universidades de Hardvard, Cambridge y Massachussets, en Estados Unidos.

Integrante del grupo “Los Siete Sabios de México”, que lo fundaran en 1916 Manuel Gómez Morín, Antonio Castro Leal, Vicente Lombardo Toledano, Alfonso Caso, Alberto Vázquez del Mercado, Teófilo Olea y Jesús Moreno Baca; se desempeñó en el periodismo al fundar y dirigir la revista “Gladios” y “San Ev Ank”, en las que escribieron Carlos Pellicer, Carlos Chávez, Octavio G. Barreda; Jaime Torres Bodet, Francisco Javier Gaxiola y Enrique González Rojo, entre otros.

En el ámbito astronómico, descubrió 20 estrellas variables en campos de elevadas latitudes, y por su labor el IPN puso su nombre al primer planetario de México abierto al público, uno de los más antiguos de América Latina.

Erro Soler tuvo una amplia participación política, siendo que en el gobierno de Álvaro Obregón fue exiliado a La Habana, Cuba. De regreso a México, fue nombrado jefe del Departamento de Educación Técnica, Industrial y Comercial, donde impulsó cambios a la educación técnica y científica. En 1935 colaboró con el presidente Lázaro Cárdenas en la discusión y planificación de la reorientación de la educación pública y de la investigación científica que se requería para el desarrollo material y cultural del país, y que conllevaría la fundación del IPN.

Como diputado en 1940, es presidente de la Comisión de Educación Pública, e impulsor de la reforma al artículo Tercero Constitucional, cuya redacción establecía que “La educación que imparta el estado será socialista, y además de excluir toda doctrina religiosa, combatirá el fanatismo y los prejuicios, para lo cual la escuela organizará sus enseñanzas y actividades en forma que permita crear en la juventud un concepto racional y exacto del universo y de la vida social”.

Su obra fecunda incluye diversas publicaciones literarias en revistas, participó como guionista cinematográfico en “La Marcha Hacia el Mar” y “por Aquí Pasó Cortés”. En 1951 publicó su novela “Los Pies Descalzos”, la cual dedicó a Emiliano Zapata de quien dijo es “una luz encendida en la oscuridad de nuestra historia”.

 

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