Biotecnología, una de las opciones para asegurar la suficiencia alimentaria
*Ante la coyuntura del cambio climático, incremento de población y uso de cultivos para producir biocombustibles, México debe analizar el uso más amplio de OGMs: experto
El principal riesgo para la supervivencia de los maíces criollos no son las especies genéticamente modificas, sino la falta de manos que los cultiven, pues cada vez son más los jóvenes que emigran del campo, y los que se quedan prefieren sembrar variedades más productivas, indicó Ariel Álvarez Morales, experto del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) Unidad Irapuato.
Al abordar el tema del uso en México de los organismos genéticamente modificados (OGMs), entre ellos el maíz, el extitular de la Comisión Intersecretarial de Bioseguridad de los Organismo Genéticamente Modificados (Cibiogem) mencionó la necesidad de emplear la tecnología que no implique deterioro de recursos y sea económicamente viable para incrementar la productividad del campo nacional, desde el uso de control de plagas hasta la utilización de los OGMs, incluido el maíz.
El investigador expuso lo anterior debido a que el país enfrentará en el corto plazo distintas coyunturas, como las afectaciones por el cambio climático, el incremento poblacional y el hecho de que muchos de los países exportadores de maíz amarillo, empleado para ganadería, obtención de almidón, aceites, fructuosa, entre otros productos, cada vez exportarán menos debido a que lo utilizarán como materia prima de biocombustibles.
El experto en bioseguridad comentó que en la actualidad no se ha podido emplear maíces genéticamente modificados por el temor de contaminar a las variedades criollas. Sin embargo, puntualizó que hasta ahora no se ha comprobado de manera científica que el uso de OGMs signifique un riesgo para la sobrevivencia de otras especies.
Álvarez Morales recordó que en el caso de los maíces criollos, estos han sobrevivido a pesar del flujo continuo de polen de los maíces híbridos, empleados tanto en el norte como en el sur del territorio nacional desde hace décadas. “Lo que sucede es que si el polen de un híbrido pasa a un criollo el resultado será un producto indeseable para el agricultor, quien no utilizará la semilla resultante para iniciar su siguiente cosecha y en consecuencia ese producto no va a subsistir”, dijo.
Explicó que existe una gran diversidad genética entre las diferentes variedades de maíz, incluso hay más diversidad genética entre los maíces que la que existe entre humanos y chimpancés.
Además, debido a que 80 por ciento del genoma son elementos transponibles (cambian de posición), se puede alterar el orden de los genes dentro del cromosoma y dar paso a grandes cambios en el genoma del maíz, lo que se traduce en una variabilidad natural en esta especie. En consecuencia, es difícil mencionar que exista un maíz genéticamente puro, como sostienen los detractores del uso de los OGMs.
En cuanto al tema de la salud y el consumo de los OGMs, el experto del Cinvestav mencionó que desde hace más de 19 años se consumen productos derivados de estos cultivos, incluido el maíz, sin que hasta el momento existan casos de enfermedades relacionadas directamente con ellos, ya sea en animales o en seres humanos, y en cambio han ayudado a mejorar la producción en beneficio de las poblaciones.
Aunque aclaró que en el caso de las empresas privadas dedicadas a desarrollar semillas OGMs su prioridad no es la seguridad alimentaria de los países, existen organismos sin fines de lucro cuyo objetivo está orientado más al bienestar social, como el caso de los centros de investigación, y subrayó que los científicos (dedicados a esa tecnología) en dichos centros, nunca pretenderían generar un desarrollo que atente contra la biodiversidad o la salud de nuestra sociedad.
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