La conspiración del silencio: aislar al enfermo hasta la muerte
Boletín de prensa
8561/2019
Ciudad de México. 31 de enero de 2019 (CienciaMX).- Como la mayoría de los niños en la ciudad, Asunción Álvarez del Río aprendió que no se debe hablar sobre la muerte. Nadie le dijo que no lo hiciera, nadie le dijo que fuera ofensivo o que fuera grosero. De hecho, la pequeña iba con su familia al panteón a visitar a sus abuelos, sus papás le contaron que se habían ido al cielo. Pero de allí en fuera nunca le hablaron del tema, que es la mejor manera de enseñar a un niño a callar.
Pero aun oculta, la muerte sigue estando allí; su padre pensaba en ella, por ejemplo. Le aterraba sufrir un infarto y expresaba su miedo con una preocupación excesiva por su salud. Asunción lo percibía y así comenzó a sentir angustia al pensar en la muerte. Y al mismo tiempo, al notar la zozobra en el rostro de su padre cuando el tema de la muerte se presentaba, entendió que él no iba a ayudarla a ahuyentar sus temores.
Asunción resolvió sus dudas sobre la muerte primero con ayuda de la religión. Pero durante su juventud abandonó la doctrina y esta renuncia la confrontó con una figura a la que había logrado mantener a raya por algunos años: la muerte. La joven ya no creía en la vida después de la muerte y ya no tenía una guía que le dijera cómo sobrellevar una existencia que se acaba.
AN/AT/FV/8561/2019