Adolfo Rodríguez, 50 años de bibliotecas y ciencia
Por Amapola Nava
San Luis Potosí, San Luis Potosí. 5 de septiembre de 2016 (Agencia Informativa Conacyt).- De pequeño, José Adolfo Rodríguez Gallardo recibió de manos de una vecina un regalo muy peculiar: el libro Las aventuras de Tom Sawyer, de Mark Twain. Después de devorar con gran avidez este texto, el investigador en bibliotecología no ha dejado ni un momento la lectura.
Pero Adolfo Rodríguez no se conformó con ser un simple lector, con sus 50 años dedicados a la docencia y a la investigación en bibliotecología, el investigador emérito del Instituto de Investigaciones Bibliotecológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) ha sido un semillero de lectores y uno de los principales promotores del acceso a la información científica en el país.
Después de realizar la maestría en historia en El Colegio de México, además de una maestría en bibliotecología en la Universidad de Texas y un doctorado en pedagogía en la UNAM, dedicó su trayectoria con arrebato a fomentar la lectura en el país. Estuvo 26 años al frente de la Dirección General de Bibliotecas de la UNAM y trabajando como profesor, asesor y tutor en el posgrado en bibliotecología de la misma universidad.
Conricyt) otorgó el Reconocimiento Entre Pares 2016 al investigador emérito.
Por su importante trabajo en pro de lograr el acceso nacional a la producción científica y literaria y la transición hacia la lectura en línea, este lunes 5 de septiembre, el Consorcio Nacional de Recursos de Información Científica y Tecnológica (Conricyt, un tesoro documental
Bibliotecólogo de corazón, siempre interesado por el servicio a la comunidad, ha buscado compartir la información, el conocimiento y el desarrollo de los servicios bibliográficos y su cobertura nacional.
A finales de la década de los 90, con el auge de la publicación científica en revistas electrónicas, Adolfo Rodríguez comenzó a gestar una idea: generalizar el acceso a la información científica especializada para permitir a los científicos mexicanos desarrollar investigación de vanguardia y entrar en los procesos de publicación internacionales.
Intención que en 2009 comienza a materializarse con el compromiso de creación del Conricyt, el cual se refrenda en septiembre de 2010, y que tiene como objetivo ampliar el acceso de las instituciones de educación superior y centros de investigación a las bases de datos y revistas científicas de todo el mundo.
“Después de lo que hemos hecho en la universidad, de lo que me siento más satisfecho es del Conricyt. Mi mujer dice que no hay nadie que sea tan testarudo como yo, ni tan tozudo como yo y a Conricyt lo perseguí muchos años. Realmente me siento muy satisfecho porque vemos que le está llegando la información a ese mundo de estudiantes y a esos grandes investigadores que tenemos muy abandonados”.
Tener acceso a la información científica nacional e internacional permitirá a los estudiantes formarse de manera crítica e integral, comparando las metodologías de investigación en diferentes regiones. Esto desembocará en el desarrollo de investigaciones de calidad y, por lo tanto, en la creación de literatura científica de nivel internacional.
La lectura, pasión subyugante
A Adolfo Rodríguez le gusta la historia, los estudios políticos y la economía, pero lee de todo, por trabajo y por placer, desde biografías hasta literatura, por lo que se clasifica como un lector muy desordenado.
“Si tuviera que reencarnar en un libro de poemas, reencarnaría en 20 poemas de amor y una canción desesperada, de Pablo Neruda. Si tuviera que reencarnar en un libro de historia a lo mejor reencarnaría en los cuatro magníficos volúmenes de Isaac Deutscher sobre Trotsky. Si tuviera que reencarnar en una novela histórica reencarnaría en La Guerra y la paz. Si tuviera que reencarnar en una novela amorosa sería la María, de Jorge Issacs”, comenta.
Adolfo Rodríguez Gallardo |
Pero en realidad, cuando se le hace la clásica pregunta sobre cuál es su libro favorito, la respuesta le parece muy complicada. Por ejemplo, al escoger a Pablo Neruda deja fuera a sor Juana Inés de la Cruz, por lo que la decisión de elegir un solo libro le parece inasequible.
Literatura científica
Adolfo Rodríguez considera que en ocasiones existe una concepción cerrada de lo que es la lectura, limitándose a la producción literaria. Pero esto debe cambiar, pues la gente que está leyendo ciencia, el arquitecto que lee sobre procesos constructivos, el fisiólogo que lee sobre biología molecular, también está leyendo.
“Creo que hemos confundido leer con leer literatura que es muy valioso y es muy importante. Pero leer también se refiere a otro tipo de contenido. Cuando le dicen a un niño que está leyendo sobre ciencia que no está leyendo, se le está haciendo un doble daño: se le da un no a la lectura y un no a la ciencia”.
Para el investigador es una necesidad imperante que la sociedad acepte el desarrollo científico como una parte fundamental de la sociedad y como una herramienta para mejorar la calidad de vida humana. Y un factor importante para desarrollar la creación científica en un país es la posibilidad que los investigadores y estudiantes tienen de acceder a publicaciones científicas de calidad y vanguardia.
Investigaciones en bibliotecología
La bibliotecología podría simplificarse como el estudio de las bibliotecas, pero en realidad es una disciplina compleja que se ocupa de un campo bastante amplio. Investiga el comportamiento de los usuarios de las bibliotecas, los sistemas de organización, se estudian materiales antiguos, aspectos de la publicación científica, de la diseminación de información, materiales antiguos, menciona el bibliotecólogo.
La línea de investigación de Adolfo Rodríguez se ha centrado en la historia de la lectura y en la influencia que tiene la lectura en las características de la sociedad. Para ello ha estudiado qué es lo que sucede en la religión, la salud pública, la economía y otras características, en las naciones con un nivel alto o bajo de lectura.
Su amplio trabajo ha logrado atender las necesidades de información de diversas comunidades y organizaciones, contribuyendo al desarrollo de los centros de documentación y a la creación científica y, como consecuencia, al acervo cultural mexicano. Esto lo ha llevado a ser reconocido ampliamente por la comunidad científica y académica.
“Le tocó la transición del libro de piedra al libro electrónico, apoyó la creación de bases de datos, digitalizó la información y creó tres importantes recursos electrónicos para los estudiantes como el Librunam, el Seriunam y el Tesiunam, para la consulta web de libros, revistas y tesis, respectivamente. Gran impacto en la formación del país, pero que también han sido usados en el extranjero”, comenta su colega y amigo José Antonio de la Peña Mena, director general del Centro de Investigación en Matemáticas, A.C.
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