Luis Guillermo Ibarra Ibarra, un legado para la rehabilitación en México
Por Carmen Báez
Ciudad de México. 16 de febrero de 2017 (Agencia Informativa Conacyt).- Considerado como el primero en su tipo en América Latina debido a los servicios de atención de alta especialidad que ofrece, por la investigación de punta que realiza y la formación de recursos humanos, el Instituto Nacional de Rehabilitación (INR) es el resultado del esfuerzo de personas que promovieron su creación pero, sobre todo, de la convicción de Luis Guillermo Ibarra Ibarra, considerado uno de los más grandes promotores de la medicina de rehabilitación en México.
Luis Guillermo Ibarra Ibarra nació el 23 de noviembre de 1932 en Guadalajara, Jalisco, en una época posrevolucionaria que describe como difícil, pues su madre, viuda y con tres hijos (dos de ellos mujeres), emigró a la Ciudad de México en busca de mejores oportunidades.
“Mi madre entró a trabajar como empleada federal al Juzgado Primero de Distrito y después a la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Más adelante, al salir de la primaria, ingresé a la secundaria llamada Iniciación Universitaria que hoy en día es para hijos de los trabajadores de la UNAM”, recuerda Luis Guillermo Ibarra Ibarra, en entrevista con la Agencia Informativa Conacyt.
Luis Guillermo Ibarra Ibarra decidió estudiar medicina desde que tenía siete años, pues asegura, tenía una “vocación de médico muy profunda”. Así que en 1950 ingresó a la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), formando parte de la generación de medio siglo, en la Antigua Escuela de Medicina.
Primeros acercamientos en la medicina de rehabilitación
Con tan solo 19 años de edad, siendo apenas un estudiante de medicina, recibió la invitación de sumarse al Hospital Infantil de México Federico Gómez (HIMFG) como ayudante de investigación y profesor de fisiología. Ahí tuvo sus primeros acercamientos con la medicina de rehabilitación y con la atención de niños con discapacidades múltiples.
“En el Hospital Infantil me pidieron poner en marcha un laboratorio de investigación de fisiología y cirugía experimental, con el propósito de estimular el crecimiento de los huesos en los niños con polio, que adolecían de grandes acortamientos que los obligaban a usar zapatones con aumentos de 10 y más centímetros”, comenta.
Tras titularse, en 1956, continuó con la preparación de especialización por lo que más adelante fue nombrado médico especialista por el doctor Federico Gómez. En el HIMFG trabajó como jefe del Departamento de Medicina Física y Rehabilitación, profesor tutelar de cursos de especialización en medicina de rehabilitación y de la Escuela de Terapia Física y Ocupacional del hospital, la primera en su género en el sector salud de México. Impulsó la creación de cursos de rehabilitación en la Facultad de Medicina de la UNAM, como asignatura optativa.
A partir de 1971, fue nombrado director general de la entonces Secretaría de Salubridad y Asistencia y durante ese tiempo el especialista enfocó sus esfuerzos en los Centros de Rehabilitación y Educación Especial (CREE). La finalidad de estos centros fue llevar los servicios de rehabilitación a todas las entidades federativas, logrando construir 16 de ellos en 15 estados de la república, proporcionando servicios integrales de rehabilitación médica, educación especial, capacitación para el trabajo y empleo para todo tipo de personas con discapacidad.
En uno de los viajes a Tepic, Nayarit, Luis Guillermo Ibarra se topó con un grupo de madres de familia interesadas en buscar la atención especializada de sus hijos con problemas de discapacidad, así, comenzó con el diseño de un sistema de servicios de rehabilitación.
“Con la experiencia que tuve en el Hospital Infantil de México, creamos un centro de rehabilitación integral con áreas de diagnóstico, terapia física, terapia ocupacional, terapia de lenguaje, órtesis y prótesis, educación especial, talleres de capacitación y programas de empleo. En la provincia, no había nada, ni médicos especialistas o personal especializado para la atención de niños, adultos y ancianos con discapacidad. Estos centros se complementaban con servicios de rehabilitación en hospitales, Unidades Básicas de Rehabilitación (UBR) en los municipios, coordinados por los CREE, y en el Instituto Nacional de Medicina de Rehabilitación, cuyo proyecto fue terminado, pero su construcción no se llevó a cabo debido a la recesión que atravesó el país en 1975”.
En 1982, tras ser nombrado director general de Rehabilitación, la Secretaría de Salud transfirió los CREE al Sistema para el Desarrollo Integral Familiar (DIF).
La consolidación de un sueño
Con la firme idea de consolidar un Instituto de Rehabilitación, en 1989 se inició el proyecto. En 1997, con la suma de los esfuerzos y la fusión de los entonces Institutos de Medicina de Rehabilitación, Comunicación Humana y Ortopedia, se creó el Centro Nacional de Rehabilitación, que en 2005 fue constituido como Instituto Nacional de Rehabilitación (INR).
“Me costó mucho trabajo cristalizarlo, ya que comencé a planearlo en 1971 y se inauguró, sin estar terminado aún, en el año 2000 por el licenciado José Antonio González Fernández, como secretario de Salud. Y cinco años más tarde se integró al sistema de Institutos Nacionales de la Salud y se designó Centro Colaborador de la OMS (Organización Mundial de la Salud), tal y como estaba previsto desde un principio en su misión y visión”, comparte.
Entre otras actividades destacadas del doctor Ibarra, se encuentra la implementación de un Programa Nacional de Rehabilitación, que incluía como punto de partida contar con información estadística sobre discapacidad mediante la creación del Registro Nacional de Inválidos, la inclusión en el Código Sanitario de los Estados Unidos Mexicanos, que obligaba a los médicos de las instituciones la notificación de casos con discapacidad, que impulsó la formación de recursos humanos, el desarrollo de servicios y la investigación científica.
Formación de recursos humanos
SNI). “Acciones dirigidas al desarrollo de nuevo conocimiento, ya que la investigación era muy pobre en este campo”, dice.
El médico especialista asegura que su mayor logro ha sido formar a más de 500 médicos en la especialidad con reconocimiento por la UNAM. A este acto se suma su participación en la creación de los cursos de alta especialidad, la creación de la primera maestría en rehabilitación neurológica en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y el desarrollo de doctorados y la incorporación de especialistas del INR al Sistema Nacional de Investigadores (A sus 84 años, Luis Guillermo Ibarra Ibarra trabaja en la Comisión Coordinadora de Institutos Nacionales de Salud y Hospitales de Alta Especialidad (CCINSHAE), donde colabora en la creación de programas de prevención y rehabilitación médica de la discapacidad relacionada con diabetes y enfermedades cerebrovasculares. “Hago lo que he hecho toda mi vida, impulsar programas de rehabilitación. No me arrepiento de nada, ya que la formación de recursos humanos es muy importante”, comparte.
Sobre la creación de los CREE, señala que uno de sus principales motores fue ayudar a las familias mexicanas. “Ver a muchas familias de provincia que venían de diferentes partes de la república, que habían vendido la gallina, el puerquito y no tenían ni para regresarse, me lastimaba mucho. Parecía una infamia que no tuvieran servicios cercanos a su residencia, y por eso eché a andar servicios en todos los estados. Mi pensamiento siempre ha sido ver el país en su conjunto y que cada quien haga lo que le toca”, afirma.
El 15 de marzo de 2015, el instituto que ayudó a forjar recibió el nombre de Instituto Nacional de Rehabilitación Luis Guillermo Ibarra Ibarra (INRLGII), acto del que considera “es el honor más grande que he recibido en mi vida, por lo que me comprometo a continuar trabajando hasta el último día de mi vida, por el bien de las personas con discapacidad de la Secretaría de Salud de mi país”.
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