Soñar en grande, para lograr en grande: Luis Roberto Flores
Por Verenise Sánchez
Ciudad de México. 27 de junio de 2016 (Agencia Informativa Conacyt).- "Nada en esta vida es imposible, la clave está en soñar mucho y soñar en grande, si uno sueña en grande, logra grandes cosas", afirmó el científico Luis Roberto Flores Castillo, quien fue el investigador mexicano que estuvo más involucrado en el descubrimiento del bosón de Higgs, considerado uno de los hallazgos científicos más relevantes de los últimos años.
Y es que Flores Castillo formó parte del equipo de coordinación del descubrimiento, además de que desarrolló un algoritmo basado en técnicas computacionales de análisis multivariado, que utiliza el calorímetro electromagnético del experimento A Toroidal LHC ApparatuS (ATLAS), del Gran Colisionador de Hadrones (LHC, por sus siglas en inglés), para identificar muones, pero sin utilizar información de los detectores de muones.
De tal manera que el algoritmo desarrollado por el mexicano permitió identificar los muones en áreas del experimento ATLAS en donde no había detectores. Por tal razón, este fue utilizado para monitorear colisiones en las que el bosón de Higgs pudo haberse desintegrado en cuatro muones.
Con esta importante aportación, Luis Roberto adquirió mayor renombre en el ámbito científico a nivel mundial y actualmente codirige un grupo de física experimental de tres universidades chinas dentro de la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN).
Claves para lograr en grande
En una amplia entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, luego de su conferencia magistral en el Primer Foro Internacional de Talento Mexicano Innovation Match MX 2016 (IMMX 2016), Luis Roberto Flores Castillo destacó que no hay una sola clave que garantice alcanzar una meta, se debe trabajar duro, pensar en grande y a futuro, retarse todos los días, llevar las capacidades al límite y amar lo que se hace.
Con la gran sonrisa que lo caracteriza indicó: “Creo que la clave está en pensar en grande… Yo creo que sí pienso en grande, aunque no es algo que me proponga hacer, pero sí trato de establecerme objetivos a largo plazo, cuando estoy viendo algún proyecto y veo que le estoy ‘tirando’ por debajo de mis capacidades, trato de corregirlo. Siempre trato de llevar mis capacidades al límite, pienso ¿cuánto es lo más que podría hacer?, ¿cuánto es lo más que me podría esforzar?, y ¿cuánto es lo más que podría conseguir?”.
Sobre si había soñado en trabajar en el LHC y hacer una aportación a la ciencia como la que hizo, respondió: “Lo que pasa es que siempre me ha gustado aprender, meterme a fondo en lo que estoy haciendo. Al Gran Colisionador de Hadrones no lo conocía hasta que estaba terminando el doctorado, de hecho yo quería continuar trabajando en Fermilab; traté de trabajar ahí pero surgió antes la posibilidad de trabajar en el LHC, fue entonces cuando me di cuenta del potencial y la relevancia de las investigaciones que se hacían allá”.
Recordó que cuando llegó al LHC y vio a miles de científicos de todo el mundo trabajando en la misma dirección, todos trabajando para echar a andar un proyecto tan grande, fue algo que lo marcó, ya que ser parte de esos equipos que además están en competencia entre ellos, le fue exigiendo no solo terminar las cosas, sino terminarlas rápido y bien hechas, además de hacerlas mejor que otros grupos.
“Durante el periodo en el que estuvimos trabajando en la preparación de la búsqueda del bosón de Higgs hubo mucha competencia, era un ambiente muy fuerte, todo mundo era muy ambicioso y tenían muchas ganas de hacer las cosas, eso también te hace darte cuenta de que no se trata solo de trabajar y terminar tus tareas, no se trata de solo tener tu lista de cosas por hacer, sino que debes hacer un esfuerzo claro para que la lista que te propones sea relevante, eficiente y creativa, que sea algo que no todo mundo esté haciendo y que tenga un valor agregado para el proyecto en común”.
Expresó que en estos proyectos se aprende que no solo se debe dedicar mucho tiempo al trabajo, sino que ese tiempo debe ser productivo y se le debe imprimir creatividad, para poder ir más allá de lo que están haciendo los demás.
Pero ¿cómo ser creativo para poder ir más allá que los demás?, se le cuestionó. A lo que él reviró: “No hay una receta para fomentar la creatividad, yo por ejemplo trabajé en el grupo de la maestra Sau Lan Wu, quien hasta donde sé es la única científica que ha contribuido directamente al descubrimiento de tres partículas elementales. Colaborar con ella me enseñó mucho sobre su forma de trabajo, que es muy intensa, pero también muy clara en cuanto a que el trabajo debe ser intenso y dedicado, sobre todo debe hacer una diferencia; es decir, que no solo sea trabajar en lo que claramente hay que hacer, sino hacerlo con la mirada en el objetivo y tratando de encontrar nuevas maneras de conseguirlo”.
El sueño más grande
Respecto a cuál es el sueño más grande que ha tenido o tiene, Luis Roberto Flores respondió, después de reflexionarlo por un par de minutos: “No tengo un gran sueño, tal vez porque trato de establecerme una meta y luego otra meta más grande y así sucesivamente, yo creo que los objetivos son algo que tienen que ir creciendo”.
Además explicó que tiene sueños y metas de muchos estilos, que van desde lo personal hasta lo profesional, dentro de este último rubro sueña con contribuir al desarrollo científico y tecnológico del país, así como fomentar una cultura y vocación científica entre los niños y jóvenes.
Para impulsar el desarrollo científico de México, hace un par de años, junto con un grupo de científicos mexicanos, hizo la gestión para que el CERN donara equipo de cómputo a la Universidad Autónoma de Chiapas (Unach), para su Facultad de Ciencias en Física y Matemáticas, y para el Centro Mesoamericano de Física Teórica (MCTP, por sus siglas en inglés), ubicado en la Unach.
Gracias a la gestión que hizo Luis Roberto Flores Castillo, a finales del año pasado el CERN donó alrededor de doce toneladas de equipo de cómputo, con un valor estimado por la Unach en alrededor de dos millones de dólares, la cual es una de las donaciones más grandes de este tipo que el CERN ha hecho.
Estos equipos permitirán que el MCTP extienda sus labores de investigación a proyectos donde se requiera cómputo masivo, lo cual propiciará el desarrollo científico y tecnológico en Chiapas y en todo el país.
Asimismo, Flores Castillo, quien también es el presidente fundador de los Capítulos Suiza-Liechtenstein y Hong Kong de la Red Global de Mexicanos en el Exterior, apoya el proyecto para que en México se construya un sincrotrón.
Sincrotrón, la prueba de pensar en grande
El año pasado se abrió un debate científico sobre la posibilidad de construir un sincrotrón, es decir, un acelerador de partículas, en donde se produce radiación, que constituye una fuente de luz con una intensidad varias veces mayor a la del Sol, que permite conocer con gran detalle la estructura atómica de la materia y sus propiedades.
Esta radiación es de gran utilidad tanto para la investigación científica, como para la industria ya que tiene aplicaciones muy importantes en distintas áreas como la biología, la medicina y los nuevos materiales, entre otras, de acuerdo con información del Foro Consultivo Científico y Tecnológico.
No obstante, este proyecto tendría un costo aproximado de 15 mil millones de pesos, de acuerdo con un documento publicado por el Senado de la República.
Por tal motivo, se le preguntó a Luis Roberto Flores Castillo ¿México necesita un sincrotrón?, ¿es necesario que México haga una inversión tan grande cuando otros países que cuentan con sincrotrones invitan a científicos mexicanos para que realicen sus pruebas o experimentos?
Él, sin perder la sonrisa, respondió: “¿Realmente era necesario para Estados Unidos ir a la Luna? (...) Parte de lo que define los proyectos es la curiosidad científica, es también el establecerse metas que sean retadoras y que lo lleven a uno a hacer las cosas al límite de lo que se puede hacer, porque si siempre te quedas en cosas que sabes hacer y que son únicamente las cosas indispensables, nunca vas a ir más allá de lo que ya estás haciendo. Insisto ¡hay que soñar en grande!”.
Destacó que cuando se hace un proyecto de esta magnitud la identidad del país cambia, “¿qué pensaríamos de Estados Unidos si no hubiera tenido esa carrera a la Luna contra Rusia?, seguramente la perspectiva que tendríamos de Estados Unidos sería muy distinta. Son países en los que la gente piensa de manera muy diferente, si nosotros en México pensáramos en impulsar, desarrollar y mantener proyectos de gran escala de manera consistente, así como sucede en Estados Unidos y otros países, las cosas serían muy diferentes”.
Destacó que la identidad de un país está muy ligada a la prioridad que le da a los grandes gastos, a los grandes proyectos nacionales, porque en lo que se invierta hoy será lo que se “cosechará” mañana.
“Si México tuviera un sincrotrón en el que se hiciera física de aceleradores, física de materiales, estudios de genómica, farmacología, etcétera, también sería claro para más estudiantes que en México se pueden hacer proyectos de investigación científica ambiciosos, de alta calidad (y transexenales, lo cual nos hace mucha falta); a su vez, seguramente esto aumentaría el número de vocaciones científicas en nuestro país”.
Destacó que México sí tiene la capacidad para construir un proyecto de este tamaño, “el país tiene la capacidad y lo ha demostrado con las grandes construcciones de carreteras, presas y edificios que son referencias mundiales. Quizás no tengamos todo el conocimiento técnico necesario en este momento porque nunca hemos construido uno, pero todos los países que lo han hecho por primera vez han comenzado en esas condiciones. La ventaja que tenemos es que México cuenta con un grupo de científicos que llevan varios años estudiando e impulsando el proyecto, con fuertes colaboraciones con sincrotrones ya existentes y con una base de usuarios científicos sólida y organizada”.
Divulgación para cambiar el "chip"
Además de contribuir a impulsar el desarrollo científico y tecnológico en México, otro de los sueños de Luis Roberto Flores es incrementar la cultura y vocación científica en los niños y jóvenes y para ello realiza una gran labor de divulgación.
Muestra de ello son las diversas charlas que ha impartido en cualquier lugar en donde se lo pidan, desde en las instalaciones de la Agencia Espacial Mexicana (AEM), hasta en escuelas rurales en comunidades de Michoacán.
“Hacer divulgación de la ciencia también es una manera de impulsar la ciencia. Creo que producir conocimiento es muy importante, pero ¿para qué se necesita ese conocimiento?, y vuelvo a la visión de largo plazo, uno genera conocimiento, pero el valor de este conocimiento es que se pueda utilizar después, y la única manera de que eso suceda es que esté a disposición de la gente en general, que de alguna manera llegue a quienes después puedan continuar este entretejido con base en lo que nuestra generación consiga”.
Indicó que siempre que puede imparte pláticas sobre el bosón de Higgs y otros hallazgos científicos importantes, tales como las ondas gravitacionales. “Siempre trato de explicar con analogías para que se entienda el esfuerzo científico y tecnológico que se hizo, así como las implicaciones que estos hallazgos tienen y tendrán en los próximos años”.
Preparar estas charlas, que deben ser entendibles para todo el público, no es algo fácil: sin embargo, Luis Roberto recurre a Virginia, quien es su amiga, confidente, asesora y esposa, y que no es científica.
“Tengo a mi lado a una persona que no es experta en la materia, pero que disfruta mucho de la ciencia, y que me ayuda en mis presentaciones a filtrar ideas, analogías y palabras que podrían no entenderse”.
Para ser exitoso se necesita un poco de suerte
Además de soñar en grande y establecerse metas ambiciosas y de largo plazo, para sobresalir en el ámbito científico se necesita trabajar duro y tener un poco de suerte. “No solo trabajar duro te lleva a los resultados que quieres, también se necesita un poco de suerte y reconozco que he tenido suerte”.
Destacó que es importante el talento con el que se nace, pero es más importante el trabajo que se realiza día con día para lograr los objetivos. “Yo les digo a los jóvenes que trabajen duro y que la suerte va a llegar en algún momento”.
Asimismo, recomendó a los jóvenes nunca desistir de sus sueños, ni compararse, sentirse más o menos talentosos que alguien, “cada quien tiene su talento, lo importante es el trabajo y la pasión que dedicas a lo que estás haciendo. Si te gusta un tema muy complejo y sabes que un genio del otro lado del mundo lo está trabajando, no importa, trabájalo tú también; quizás a él le cueste menos tiempo, pero si le designas un esfuerzo sostenido y dedicado, las cartas pueden salir a tu favor”.
Si eres bueno, te irá bien
Respecto a cuánto gana un científico, Flores Castillo destacó que las retribuciones que recibe un investigador van más allá de un salario, dan satisfacciones que simplemente no se pueden comprar.
No obstante, aclaró “es falso que un científico se muera de hambre; como en todas las profesiones, a quien es bueno para hacer lo que hace, le va bien, si es muy bueno, le va muy bien y si es muy malo, tiene que buscarse otra cosa. No es cierto que en general un científico gane mal; además, como en todas las profesiones, si haces algo que te apasione, obtendrás muchas satisfacciones que en lo personal son más importantes”.
Además subrayó que uno de los trabajos más estables en tiempos complicados o de crisis es precisamente en la investigación y la academia.
¿Y la fuga de cerebros?
Después de casi una hora de entrevista, se le preguntó si se considera un caso de fuga de cerebro, ya que actualmente trabaja codirigiendo un grupo de investigación formado por tres universidades de Hong Kong, China. Él respondió: “Hay que cambiar esa mentalidad porque en el mundo que vivimos ahora ya no hay fronteras”.
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Asimismo, indicó que pese a que él trabaja para instituciones de otro país, siempre mantiene un “pie” en México, tiene colaboraciones con científicos mexicanos y varias veces al año regresa al país a dar charlas.
Recordó que cuando trabajaba en el grupo de la Universidad de Wisconsin hizo gestiones para que estudiantes mexicanos de doctorado hicieran sus tesis en su grupo. Además, “con el apoyo del Consejo de Ciencia, Innovación y Tecnología del Estado de Yucatán y de la Universidad Autónoma de Yucatán también llevamos a CERN a dos estudiantes durante un par de semanas para que vivieran la experiencia de estar en ese tipo de centros de investigación (…) Hay mucho que se puede hacer por México también desde afuera”.
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