Susana Pedroza, investigadora y defensora de los derechos de las víctimas
Por Violeta Amapola Nava
Ciudad de México. 28 de junio de 2016 (Agencia Informativa Conacyt).- Desde niña, Susana Thalía Pedroza de la Llave tenía la vocación de ayudar a la gente. Todo comenzó a los cinco años, cuando la ahora doctora en derecho y comisionada de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV) tuvo un acercamiento con la desigualdad que se vive en el país.
“Mis abuelos eran de Acapulco, Guerrero, y tenían un hotelito de esos muy pequeños por La Quebrada. (Mi abuelo) era una persona muy conocida en la región y con él íbamos a los centros comerciales, a comprar cecina o lo invitaban a ser padrino de algún poblado, El Cuarenta, El Treinta, Tierra Colorada, en fin, íbamos a diferentes poblados y convivíamos con la gente de allí. Recuerdo mucho una vez que una familia quiso que nos quedáramos a comer, y una pieza de pollo nos la tuvimos que repartir entre cuatro personas. Las niñas y los niños andaban descalzos. Yo me quité mis 'chanclitas' y me puse también a andar descalza. Creo que tendría cinco años y esa fue la primera vez que fui consciente de la desigualdad. Desde entonces supe que tenía que hacer algo para ayudar”, comenta.
Esto la llevó, en el Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH), a decidirse por una de las dos carreras que ella consideraba eran las más cercanas a la sociedad y con orientación de ayuda, derecho y medicina.
“Escogí de tin marín entre estudiar derecho o medicina. Entonces moví la hoja que te dan en el CCH y cayó derecho. Pero si hubiera caído medicina yo estaría ahorita en el área de urgencias”.
Gracias a esta vocación por ayudar a la gente y garantizar el derecho de igualdad, Susana Pedroza cursó con excelentes notas la carrera de derecho en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Y fue allí donde se acercó al Instituto de Investigaciones Jurídicas de la misma casa de estudios.
En dicho instituto, realizó su servicio social y su tesis sobre derecho constitucional. Debido a su compromiso y pasión por la investigación recibió la oferta de una plaza de técnico académico.
Pero una vez que el interés por continuar sus estudios en el extranjero surgió en ella, hizo todo lo posible por realizar este nuevo sueño.
Consiguió ser aceptada en la Universidad Complutense de Madrid y con el apoyo de la UNAM y una institución académica española logró cubrir los gastos de sus estudios.
Su vida en España
Susana Pedroza aprovechó la oportunidad de continuar sus estudios en el extranjero dedicándose por completo a la investigación y a su crecimiento académico, lo cual se vio reflejado en sus calificaciones y los reconocimientos que recibió durante su estancia en España.
Miembro nivel II del Sistema Nacional de Investigadores (SNI). |
A la maestría en derecho le siguió el doctorado y además un complemento con el diplomado en derecho constitucional y ciencia política. Pero la investigadora no aprendió solamente del ámbito académico, sino que se enriqueció con la vida social del país que la recibió.
Cuando empezó sus estudios, en 1991, México pasaba por una época en la que nadie hablaba de política. Incluso en la UNAM el debate no estaba muy abierto ni era muy común intercambiar opiniones políticas, explica Susana Pedroza.
“Pero resulta que cuando llegué a España el señor de la tienda o la señora de la tintorería te hablaban de política. Todo el mundo hablaba de política y compraba el periódico. En la universidad aún más”.
Al ser una persona que disfruta de la convivencia con la sociedad, del intercambio de aprendizaje y de pensamientos, Susana Pedroza concluye que una de las mejores experiencias de estudiar en el extranjero fue hablar con la gente de los temas que le gustaban.
“Otra cosa que me gustó de la sociedad española fue la igualdad. La mayoría, independientemente de la edad, se hablan de tú, y a mí me gusta hablar de tú. La gente convive en cafés, se conoce fácilmente y se dan pláticas muy interesantes. Hay conversaciones desde futbol hasta temas políticos de otros países, temas de México, conferencias, mucho debate. Eso es lo que más me gustó”.
El regreso a México
Cuando estuvo lista para graduarse de doctora en derecho, la universidad invitó al director del Instituto de Investigaciones Jurídicas, José Luis Soberanes Fernández, a ser parte del jurado en el examen de titulación.
“Inmediatamente cuando terminé mi examen, el doctor Soberanes me llevó el contrato a la mesa y pues lo firmé y me reincorporé al instituto pero ya como investigadora. Lo que hizo el doctor Soberanes es cosa que agradezco, pues regresé a la universidad a hacer investigación y no al sector público”.
De 1994 a 2001, fungió como investigadora en el Instituto de Investigaciones Jurídicas y comenzó a involucrarse en los derechos humanos y su trayectoria comenzó a cambiar.
Gracias a su vocación por este tema y la calidad de los cursos que impartía, en 2001 la invitaron a formar parte de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), donde trabajó cuatro años de servidora pública realizando la edición de libros, capacitación, relación con ONG, sobre todo realizando diplomados, cursos y en general las actividades académicas y de promoción de los derechos humanos.
Después de esos cuatro años la invitaron a ser segunda visitadora general y se dedicó a la investigación de los casos. Casos emblemáticos para la CNDH, como Atenco, Pasta de Conchos, Lázaro Cárdenas, y otras presuntas violaciones a los derechos humanos fueron atendidos por la investigadora.
Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas
Gracias al movimiento de Javier Sicilia, se impulsa en México la elaboración de la Ley General de Víctimas, y por decreto presidencial se crea la CEAV en enero de 2014, a la que Susana Pedroza entra como comisionada, propuesta por la UNAM y aprobada por el Senado.
Su labor en esta institución consiste en crear políticas públicas, investigar, capacitar y coordinar comités especializados en temas de atención a víctimas. En este puesto ha desarrollado el modelo integral de atención a víctimas y el modelo de atención integral en salud para víctimas. Esto, en su opinión, es muy importante, pues a pesar de que en México comenzó a abordarse el tema del abuso de poder, se había dejado olvidado el tema de las víctimas.
Actualmente se han hecho algunas reformas al artículo 1o y 20o de la Constitución, en donde se amplían un poco los derechos de las víctimas, pero hay más de 30 derechos para los procesados, explica la investigadora.
“Es por eso que a veces se dice que los organismos de protección de los derechos humanos defienden a los delincuentes, no es que esté en contra de ellos, pero la Constitución trae 34 derechos, mientras que para las víctimas solo hay siete”, detalla Susana Pedroza.
Vida fuera de la academia y el servicio público
Además de ser una persona dedicada con pasión a la defensa de los derechos humanos, Susana Pedroza es amante de la literatura.
“Una vez que cambié de domicilio los amigos que me ayudaron con la mudanza me dijeron: '¿tú estudiaste derecho o literatura?', de ver todos los libros que tenía, pero les dije que los libros de derecho estaban en la universidad”, ríe la investigadora.
Además de la lectura, otra de sus aficiones es coleccionar elementos relacionados con el océano o con la navegación, gusto que relaciona con su grata infancia en Acapulco.
Sobre todo, a Susana Pedroza le encanta convivir con la gente con quien colabora, hacer festejos para los cumpleaños y no dejar pasar las fechas importantes. Desde pequeña tiene la costumbre de saludar y convivir sin distinción con las personas y considera que nunca se ha sentido superior a nadie, ni por sus estudios ni por nada.
“He dirigido a 240 personas, entonces cuando llega mi cumpleaños se acuerda mucha gente de mí”.
Para ella, es muy importante conservar el buen humor y las buenas amistades, además de mantenerse joven con su actitud. Prefiere que las personas la llamen de tú y a sus 51 años sentirse joven y cercana a la gente.
“Hay temas en los que debemos ser serios. En los cursos y conferencias soy bastante formal, pero también siempre se me sale algún chascarrillo porque es mi naturaleza, conservar el buen humor”.
Susana Pedroza planea seguir disfrutando de la enseñanza y de la divulgación de los derechos humanos y de las víctimas.
“No me quiero quedar con el conocimiento, hay gente que es egoísta con eso, investigadores que piensan que el conocimiento no se comparte. Yo al contrario, el día en que fallezca o antes lo anuncio, lo poco que sé lo saco para que alguien lo agarre (...) Para que sea de utilidad; pero no hay que quedarse con nada, ni con las ideas”, concluye.
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