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Diez buenas razones para ser científico

Por Adriana Castillo Blancarte

Ensenada, Baja California. 6 de octubre de 2015 (Agencia Informativa Conacyt).- Con la intención de acercar la ciencia a la comunidad y entusiasmarles por vocaciones científicas, Ruy Pérez Tamayo, connotado investigador biomédico y divulgador de la ciencia de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) e integrante vitalicio de El Colegio Nacional, dictó la charla Diez razones para ser científico, conferencia enmarcada en el 4o Festival Nacional del Conocimiento que se llevó a cabo recientemente en Ensenada, Baja California.

800x300 5 10 RazonesRuy Pérez tiene una trayectoria de 73 años en activo, es nivel III del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), cuenta con la publicación de 48 libros de divulgación, uno de los cuales lleva el título de su conferencia Diez razones para ser científico, publicado por el Fondo de Cultura Económica.

El médico patólogo e inmunólogo, pilar de la divulgación científica en México, nacido en 1924 en Tampico, Tamaulipas, abrió su conferencia a la audiencia de 250 personas con una semblanza de su niñez y el entorno familiar: “¿Por qué me hice científico? Soy hijo de músicos y cuando quise seguir los mismos pasos mis padres me lo prohibieron, argumentando que era una vida muy difícil. Sin embargo el médico que atendió los partos de mi madre era un amigo de la familia, así que crecí teniendo esa figura distinguida en casa”, relató.

Citlali Martinez Sisniega Ruy Perez Tamayo y Leonardo MoralesCitlali Martínez Sisniega, Ruy Pérez Tamayo y Leonardo Morales.También reveló las motivaciones y las personas que influyeron en consolidar su vocación por la ciencia. “Yo me inscribí en la escuela de medicina en 1943 porque mi hermano mayor ya cursaba esa licenciatura, y mi admiración por él me llevó a seguirle. Además ahorrábamos porque me compartía los libros costosos. Y por esa misma razón mi hermano menor también estudió medicina, es decir, matamos tres pájaros de un tiro. Me hice investigador gracias a mi compañero de estudios Raúl Hernández con quien operé por primera vez un gato”.  

Ruy Pérez citó las ventajas de ser científico: ejercen una profesión interesante; no tienen jefe, horario ni margen para el aburrimiento en su trabajo; todos los días ejercitan su cerebro; nadie les puede tomar el pelo; conviven con otros científicos que hablan su mismo idioma; además de que siempre están contentos y nunca envejecen.

“Para la gente cuyo trabajo consiste en tener buenas ideas y ponerlas a prueba, resulta fácil adoptar este programa no solo en el trabajo, sino en la vida diaria, es decir adoptar el espíritu científico como una forma de vida”, aseguró en entrevista para la Agencia Informativa Conacyt.

La ciencia, una actividad lúdica

El doctor honoris causa por las Universidades Autónoma de Puebla y de Colima subrayó: “Si buscamos la comprensión de la naturaleza, cuyo producto es conocimiento nuevo que busca alcanzar el mayor consenso, entonces la libertad, la creatividad, la diversión, el razonamiento, el escepticismo y la actitud crítica permanentes constituyen el instrumental idóneo para quien dedica su vida a la ciencia".

“Hay seis reglas simples o reglas del juego de la ciencia que siguen la mayoría de los investigadores en su trabajo la mayor parte del tiempo: no decir mentiras, no ocultar verdades, no apartarse de la realidad, cultivar la consistencia interna, no rebasar el conocimiento y aprender de los errores”, abundó.

Asistentes a conferencia Ruy PerezAsistentes a la conferencia de Ruy Pérez Tamayo.El integrante del Consejo Consultivo para la Divulgación de la Ciencia y la Tecnología del Conacyt expresó que “la diferencia entre las naciones desarrolladas, en desarrollo y subdesarrolladas se debe, en gran parte, al impulso y calidad en ciencia y tecnología que imprimen sus autoridades y sociedad".

El autor de mil 78 artículos de divulgación de la ciencia compartió: “Por lo tanto, si nos gusta descubrir, conocer, saber y aprender, despejar dudas, asombrarnos y plantear preguntas nuevas, estaremos en el camino indicado para ser grandes científicos”, concluyó.

En la audiencia hubo familias con integrantes de todas las generaciones interesados y ávidos por dialogar con Pérez Tamayo, a quien le solicitaron fotografías y dedicatorias a libros de su autoría al concluir su charla.

 

Para leer más: Ni músico ni pintor ni torero, solo un gran científico.

 

 

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