Avenida Benjamín Franklin
Por Ana Luisa Guerrero
En la colonia Escandón, en la Ciudad de México, es muy transitada la avenida Benjamín Franklin, la cual conecta el Circuito Interior con la extensa avenida de Los Insurgentes. Esta vialidad que a diario es recorrida por miles de automóviles recuerda al político artífice de la independencia de Estados Unidos, pero es el momento de mostrar su faceta de científico e inventor.
Benjamín Franklin estudió la electricidad y demostró que las nubes están cargadas de ella, por lo que los rayos son descargas de tipo eléctrico, ello a partir de un experimento con un cometa que tenía un alambre metálico unido a un hilo de seda que en el extremo llevaba una llave, el cual suponía debía cargarse de electricidad. A partir de estos ensayos inventó el pararrayos.
El estudio que realizó le permitió formular los conceptos de electricidad positiva y negativa, así como de conductor eléctrico, los cuales concentró en su obra Experimentos observaciones sobre electricidad, en la que plantea que cualquier fenómeno eléctrico era causado por un fluido eléctrico, electricidad positiva, mientras que la ausencia del mismo podía considerarse electricidad negativa.
En tanto que planteó una teoría sobre la electricidad en la que ésta era un fluido sutil que podía presentar un exceso o un defecto; descubrió el poder de las puntas metálicas al observar que un cuerpo con carga eléctrica se descarga más rápido si termina en punta, y enunció el principio de conservación de la carga eléctrica.
Otro de sus inventos es la “estufa Franklin”, un aparato de hierro de mayor eficiencia y menor consumo, y un humificador para estufas y chimenea; en tanto que inventó los lentes bifocales para su uso personal; creó uno de los primeros catéteres urinarios flexibles para tratar los cálculos urinarios de uno de sus hermanos, un cuentakilómetros, las aletas de nadador y la armónica de cristal. Para sus estancias en la biblioteca de su casa, inventó el “brazo largo”, un palo de madera con un gancho en un extremo que le permitía alcanzar los libros que se encontraban fuera de su alcance; además del taburete biblioteca, una silla que podía ser levantada y doblada hacia abajo para hacer una corta escalera y un sistema de poleas que le permitió cerrar y abrir la puerta de su dormitorio.
Además su curiosidad por los fenómenos naturales lo llevó a estudiar el curso de las tormentas que se forman en el continente americano, y fue el primero en analizar la corriente cálida que circula por el océano Atlántico norte, que en la actualidad se conoce como “corriente del Golfo”.
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